Democratización y calidad en el estudio de la música

Sobre la democratización y la calidad de nuestras escuelas de música.

Recientemente está apareciendo una noticia en los medios que me ha hecho reflexionar sobre el asunto y animarme a escribir estas líneas.
Se viene diciendo sobre la importancia cultural de las sociedades musicales en la Comunidad Valenciana y que este valor se traduce en la existencia de 539 bandas de música, un número que representa el 50% de todas las bandas españolas.

Que existen 60.000 alumnos en Escuelas de Música.

Se habla también de la labor social, cultural y educativa de las escuelas, cosa que nadie creo que pueda poner en duda.

La Escuela de Música es la base de todo este aparato educativo-cultural y sobre esta entidad es la que se ha realizado una investigación que analiza varios aspectos, señalando que en la actualidad estas entidades se encuentran en una grave crisis económica debida a los recortes de la Administración.

Remigi Morant (autor de la Tesis), realiza un trazado histórico-social (desde el S. XIX) donde explica la accesibilidad de las Escuelas de Música en el medio rural, donde los alumnos solamente tenían que desplazarse a los locales de la Escuela de Música (que estaba asociada casi siempre a una entidad bandística), facilitando el acceso de estos estudios a este alumnado, ya que muchos de ellos por diferentes causas (económicas por ejemplo) no podían acceder al conservatorio, situado hace unos años exclusivamente en las capitales de provincia.

Como bien dice el Sr. Remigi Morant, las Escuelas de Música locales motivaron en su momento “la democratización de la música” y han servido de lanzamiento educativo-musical a muchos alumnos que hoy viven profesionalmente de la música y otros que a través de la música (como aficionados) realizan una labor cultural muy importante en nuestras bandas.

También el autor hace mención de los beneficios extramusicales que aporta el estudio de la música, como seguridad, responsabilidad, confianza, autodisciplina y compromiso en su tarea, redundando todo esto en que la formación musical contribuye en unos mejores resultados académicos en el alumnado. Por lo tanto a la música se le atribuyen beneficios directos e indirectos.

Me posiciono totalmente de acuerdo con el Sr. Morant en que es necesario dotar a estas entidades de “un proyecto educativo propio y diferenciado de los conservatorios”, añadiría que también es necesario un profesorado estable en continuo reciclaje y renovación pedagógica y si encima esta actividad está  “apoyada con una financiación adecuada” el asunto quedaría más que ideal, pero la realidad actual creo que es otra y es la que me ha hecho pensar sobre este tema.

No estoy de acuerdo con Morant, desde un punto de vista técnico, cuando dice que las Escuelas de Música de la Comunidad Valenciana están adscritas a las sociedades musicales, ya que partiendo de la propia organización de ambas entidades (una educativa y la otra cultural), nada tiene que ver una Escuela de Música con una banda, es más, para un buen funcionamiento (económico, social y funcional), ambas entidades deben tener estructuras separadas, aunque la vinculación artística sea evidente ya que la Escuela ejerce de cantera para la formación bandística.

La Escuela necesita ser (cuando no lo es por irregularidades diversas en la organización) y es una estructura propia y representa una entidad educativa y la banda una organización propia de una entidad cultural.

Una Escuela de Música que pretenda recibir ayudas de la Administración deberá presentar debidamente sus cuentas y en ellas debe quedar claro que se trata de una entidad sin ánimo de lucro, de lo contrario, ningún recurso público puede ser destinado a esta entidad. Creo que aquí empieza una confusión generalizada que voy a tratar de explicar.
Las ayudas públicas son eso, ayudas y nunca van a representar el 100% de los gastos de funcionamiento de una escuela ya que la escuela nace de una entidad privada que debe tener unos planes de acción, un planteamiento empresarial para en el siglo en el que estamos poder competir y mostrarse en muchos aspectos con eficiencia y calidad hacia el público, los alumnos y familias.

Lo que yo veo en la mayoría de Escuelas de Música y Centros Autorizados (de Enseñanzas Elementales y Profesionales, muchos de ellos situados en instalaciones de Bandas de Música) es una excesiva benevolencia por parte de la Administración, aunque los receptores de esta mencionada benevolencia achaquen a la Administración su incompetencia gestora en discursos donde la Administración parece ser la culpable de la mala gestión de sus directivos. Me refiero por ejemplo, a no seguir para nada el currículum que para estas entidades ordena la propia Administración, no seguir la carga lectiva que ordena la Administración para cada curso o asignatura, no tener el profesorado con la titulación que ordena la Administración o incluso no tener el profesorado debidamente contratado,….podría seguir con muchas más cuestiones a nivel de seguros, protección de datos, e incluso centros que abren sus puertas cada día a niños y niñas a espaldas completamente de la legalidad vigente. También podría hablar de economía, por supuesto que la economía debe ser transparente en una Escuela de Música y diferenciada de la banda, por supuesto. ¿En qué Orden viene recogido que el dinero público de la subvención para ayudas a las Escuelas de Música sirva para pagar a directores de banda, cenas, instrumentos….de bandas de música? En este sentido podría arriesgar diciendo que aproximadamente en esta situación de corrupción se encuentra un 95 % de estas entidades musicales.

A todo esto…¿Quién sale perjudicado? ¿se debe dar la culpa a la Administración de que no aporta los suficientes recursos?, creo que se le debería dar las gracias de que no vayan y te cierren la entidad. Nunca habrán recursos suficientes para semejante barbaridad. Lo peor es que naturalmente son los alumnos los perjudicados de esta ineficiencia y el profesorado el sumiso colaborador.

Está claro que a menos recursos debe haber más aporte económico del alumno, cosa que no resulta muy interesante ni eficaz en términos de cultura, pero creo que la entidad debe trazar un ideario y ofrecer un rigor en todos los puntos de intervención sin fisuras, solo de esta forma creo que se puede combatir esta difícil crisis y ofrecer calidad en la formación musical.

Recuerdo con mucho cariño ese profesor jubilado que me daba clase de trompeta a mí y a todos mis compañeros, cada uno con un instrumento diferente. Esto ha cambiado mucho desde entonces, debe haber especialistas para cada materia, programaciones de aula, informes de evaluación, una efectiva coordinación con las familias y entre el profesorado, continuo reciclaje del profesorado, recursos digitales y planteamientos profesionales; todo esto enmarcado en una gestión acorde a lo que exige la Administración educativa y en el marco legal de cualquier entidad empresarial.

Espero que empecemos nosotros a otorgarle la seriedad que las Escuelas de Música requieren, son niños la mayoría de receptores de estas enseñanzas, que elaboremos unos planes de actuación encaminados a una mejora continua de estas entidades y podamos presumir en poco tiempo de unas Escuelas de Música de calidad, antes que mirar a otro lado, donde no nos van ni deben solucionarnos nuestras mejorables estructuras existentes, este creo que es el camino.

José Mª Pascual

Director EM supramunicipal LA CLAVE

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